miércoles, 28 de noviembre de 2012

El desagradecido de Darwin


Se publica en español un texto inédito de Charles Darwin sobre su abuelo Erasmus, uno de los primeros teóricos de la evolución de las especies

El abuelo de Charles Darwin, tal y como lo retrató Joseph Wright. / Philip Mould Gallery.

Antes de Darwin ya existía el darwinismo. 65 años antes de que se publicara El origen de las especies, otro Darwin ya teorizaba sobre la evolución de las familias de animales y plantas. Erasmus, abuelo de Charles, fue uno de esos personajes inabarcables que surgieron bajo el brillantísimo foco de la Ilustración. Afrancesado en Inglaterra, excepcional médico, famoso poeta, avezado botánico y zoólogo experto. “El nieto era mejor científico; el abuelo era un elucubrador nato. Tenía instinto, buen ojo, capacidad para relacionar las cosas. Por eso teorizó la evolución y la selección natural mucho antes que su nieto”, explica Martí Domínguez, ensayista y divulgador.

Domínguez, director de la revista Mètode, se ha encargado de realizar la introducción de Mi abuelo Erasmus, la primera edición en castellano del único texto en el que el naturalista escribió sobre su abuelo. En realidad, Charles siempre quiso distanciarse de Erasmus.  ”Su abuelo era un libertario; iconoclasta, heterodoxo, masón, con un par de hijos ilegítimos. Una reputación que podía pasarle factura en la conservadora época victoriana”, explica Domínguez, coordinador de la Biblioteca Darwin de la editorial Laetoli. Tanto es así que casi se sintió obligado a escribir ese texto sobre Erasmus, y aun así y todo le fue censurado un 16% de su redacción por su propia hija. Esta edición recupera el artículo original, marcando en negrita aquellas palabras que la moral victoriana preferían dejar fuera: por ejemplo, referencias demasiado mundanas al dinero.

“Sorprende que Charles Darwin no tuviera más gratitud hacia su abuelo”

“Darwin tenía miedo de que su teoría se convirtiera en el simple eco de los heterodoxos trabajos de su abuelo, cuya fama todavía se recordaba como autor de poemas subidos de tono sobre botánica”, explica Domínguez, quien no oculta su entusiamo por la figura de este ilustrado, epicúreo, amigo del buen yantar, de los placeres de la vida, hombre de una gran confianza en la humanidad. “Es un ejemplo perfecto de ese movimiento tan optimista como fue la Ilustración“, resume.

Erasmus publicó en 1794 un tratado llamado Zoonomía, o las leyes de la vida orgánica, en el que dedicó un capítulo entero a desarrollar su personal visión de la evolución de las especies, en gran medida correcta. En ese capítulo, y como hiciera su nieto décadas después, Erasmus realiza un recorrido analítico entre los distintos picos desarrollados por las aves para cumplir funciones tan útiles como distintas. Tras describir el pico del loro, el del gorrión y el de otros pájaros, cada uno muy especializado, concluye: “La mayor parte de ellos parecen haberse producido gradualmente durante muchas generaciones como consecuencia del comportamiento perpetuo de los seres vivos en la búsqueda de alimento”.

Lejos de quedarse a medio camino, perdido entre ideas lamarckistas, Erasmus defendió en Zoonomía el importante papel de la selección sexual: “La última causa de estos lances entre machos es para que el animal más fuerte y activo pueda propagar la especie, y por consiguiente se vea mejorada”. Tan convencido estaba Erasmus del papel evolutivo en la formación de las especies que incluyó en su escudo de armas la leyenda latina E conchis omnia (“Todo de las conchas”).

Título: Mi abuelo Erasmus
“Sorprende que no tuviera más gratitud hacia su abuelo”, cuenta Domínguez, quien describe en su introducción con todo lujo de detalles la biografía y trabajos de Erasmus. Darwin nieto no hizo referencia en sus trabajos a la obra de su abuelo que “sin duda, conocía”. Únicamente, en la tercera edición de su obra magna, se permitió realizar un relación cronológica de los precedentes de su teoría: en el pie de página, en un esbozo histórico, aparece reseñado una sola vez el nombre de Erasmus Darwin, por debajo de los Diderot, Buffon, Maupertuis y Maillet. Charles conocía a fondo Zoonomía y de hecho tituló así su cuaderno de notas tras desembarcar del Beagle.


Parece claro que Charles temía que el poderoso y controvertido legado de su antepasado, un libertario en lo ideológico, lo político y hasta lo sexual -no criminalizaba la masturbación y gozaba de la compañía de sus amigos abiertamente homosexuales-. Mucho antes de que hiciera referencia a la evolución de las especies, el concepto darwinismo ya se utilizaba en referencia a los poemas enciclopédicos que tanta fama dieron a Erasmus, en especial The loves of Plants, un libro en el que mezclaba con humor ácido poesía, ciencia y sus nuevas y revolucionarias teorías. Algunos años después, el antecesor de Charles Darwin era vapuleado en distintas publicaciones por atreverse a defender que los humanos procedían de una forma inferior, que la electricidad pudiera llegar a tener aplicaciones prácticas o que las montañas fueran más antiguas de lo que la Biblia permitía pensar.

Fuente: http://esmateria.com


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