domingo, 7 de octubre de 2012

Tras la huella de los mahos.


Los restos hallados en el mayor yacimiento arqueológico de los últimos 30 años permitirán conocer la alimentación de los aborígenes y su adaptación a la Isla.

El equipo de expertos durante los trabajos de investigación en el yacimiento
arqueológico situado en la cueva de Jandía estos días.
Por primera vez en la historia de la arqueología de Fuerteventura se inicia una investigación científica para conocer mejor a los antiguos pobladores insulares, los mahos. Aunque según los expertos todavía es pronto para extraer conclusiones porque la investigación acaba de comenzar gracias por ejemplo a las piezas dentales se conocerá la dieta alimenticia de los aborígenes y su adaptación al territorio insular. Todo ello gracias a los restos hallados en un espectacular yacimiento funerario aparecido en una cueva de la península de Jandía (municipio de Pájara). Hasta el momento se han encontrado en este solapón huesos humanos que corresponden a al menos tres individuos, dos adultos y un niño; además de vestigios culturales como vasijas con motivos aborígenes y cuentas de collar. Lo más significativo es que se trata de un enterramiento ritual porque los cuerpos aparecen relacionados con elementos de posible significado religioso; y su localización en Jandía porque nunca antes se había descubierto un enterramiento de este calibre en la zona. Otro aspecto significativo para su descubrimiento ha sido la colaboración ciudadana en su localización.

El Cabildo majorero ha encargado a la empresa de la Isla especializada en arqueología Tibicena la investigación de este enterramiento, el más importante de las últimas tres décadas en Fuerteventura, y que se centra en estos momentos en la fase de intervención en la cueva. Lo novedoso es que se desenterrarán los huesos atribuidos a los aborígenes de la Isla para someterlos a un estudio contextualizado y apoyado en dataciones radiocarbónicas (C14), pruebas genéticas de ADN y estudios antropológicos.

El descubrimiento de este solapón funerario delimitado con una estructura de piedra se originó hace un año cuando un vecino de la zona localizó lo que parecían ser restos de un cráneo humano en el interior de una pequeña cueva en la ladera de uno de los valles de Jandía. Un hallazgo, según el consejero de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo insular, Juan Jiménez, que "supone un hito en la arqueología de la Isla puesto que desde que se descubrieran en 1979 los huesos de un adulto y un niño en una cueva de Villaverde, los mismos que ahora se exponen en el Molino de Antigua, no se localizaba en la Isla un enterramiento aborigen de estas características". El consejero, que ha visitado esta semana los trabajos en la cueva, añadió que los avances en la metodología arqueológica "permitirán identificar adecuadamente los restos y arrojar algo de luz sobre la cultura prehispánica y el modo de vida de los aborígenes de la Isla".

Desde la localización de los primeros restos óseos hasta ahora se han realizado dos sondeos. La primera prospección, de tipo superficial, permitió confirmar la relación existente entre los restos óseos y un contexto cultural aborigen, lo que posibilitó que se siguiera estudiando el yacimiento desde una perspectiva patrimonial. Esta primera fase permitió identificar los restos de tres individuos, dos adultos y un niño, además de una vasija de cerámica con decoración incisa asociada a la cultura de los mahos.

La segunda prospección, que comenzaba hace aproximadamente dos semanas, es la que realiza actualmente un equipo multidisciplinar que dirige también Tibicena y que integran una antropóloga de esta empresa y dos arqueólogas de Fuerteventura, Rosa López y María Castañeyra, encargadas del levantamiento del yacimiento.



En esta segunda fase se han localizado cientos de restos óseos -incluidas piezas dentales, muy importantes para identificar aspectos como la alimentación o la genética de los individuos- que será necesario clasificar.

También relevantes son las dos cuentas de collar que confirman la existencia de un enterramiento ritual en este contexto sepulcral colectivo en el sur de la Maxorata.

Desde la localización de los primeros restos óseos hasta ahora se han ejecutado dos sondeos, pero habrá más hasta que el levantamiento alcance la base de la cueva, por lo que el equipo de investigación no descarta nuevos hallazgos. El método arqueológico científico utilizado en este espacio permitirá aplicar por vez primera los procesos más avanzados a un enterramiento aborigen descubierto en la Isla. Una vez finalicen los trabajos en la cueva las muestras serán enviadas a varios laboratorios paras su análisis detallado. Según, los expertos las pruebas radiocarbónicas permitirán situar el yacimiento en un ámbito cronológico concreto y delimitado, algo que nunca antes se había desarrollado con éxito en Fuerteventura, en lo que respecta a un yacimiento humano. A su vez, el análisis del ADN de los huesos servirá para dilucidar la filiación genética entre los individuos de este enterramiento colectivo. El estudio de los isotópos estables arrojará información sobre su dieta, y desde una perspectiva antropológica el análisis de los huesos dará a conocer su adaptación.

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